Por qué en el fútbol no se puede decir «voy yo»

El fútbol tiene sus propias reglas escritas y no escritas. Una de las más curiosas para quienes se inician en el deporte es la prohibición de gritar frases como “¡voy yo!”, “¡mía!” o “¡déjala!”, algo que incluso puede sorprender a jugadores amateurs cuando un árbitro pita tiro libre indirecto por esta razón. ¿Cuál es la explicación detrás de esta norma?
La regla no busca complicar el juego, sino garantizar la igualdad y evitar confusiones en un deporte donde la comunicación es fundamental. Imagina una jugada dividida: un futbolista podría engañar al rival gritando “¡voy yo!” sin estar realmente en disposición de disputar la pelota, provocando así un error por simple intimidación.
Este tipo de expresiones se considera “conducta verbal antideportiva” y está contemplada en las Reglas de Juego de la FIFA, específicamente en el apartado de faltas e incorrecciones.
Comunicación clara y justa
La norma no impide hablar dentro de la cancha, pero exige que el futbolista se identifique de forma clara para que no haya confusiones. Por eso, en lugar de gritar “¡mía!” o “¡voy yo!”, lo correcto es nombrar al compañero: “¡Pedro!”, “¡Juan!” o “¡portero!”.
De esta manera, se evita que un jugador rival pueda hacerse pasar por compañero y logre ventaja con un simple grito. La comunicación debe ser efectiva, pero también transparente y sin margen para el engaño.
Una regla que también protege al árbitro
Otra razón de la existencia de esta disposición es proteger al árbitro. Sin esta norma, sería imposible distinguir si un grito fue espontáneo o si buscaba confundir al adversario. La sanción inmediata —tiro libre indirecto en el lugar de la infracción— resuelve la situación sin necesidad de interpretar intenciones subjetivas.
Con ello, la regla contribuye a mantener el espíritu del juego limpio. El fútbol, más allá de la táctica y la intensidad, también se sostiene en principios de equidad, donde el ingenio estratégico debe estar en los pies y no en el engaño verbal.