Por qué los tenistas gritan al golpear la pelota

Por qué los tenistas gritan al golpear la pelota
Sharapova, una de las tenistas más recordada por sus gritos (ESPN)

En el tenis profesional es común escuchar potentes gritos cada vez que los jugadores ejecutan un golpe. Desde leyendas como Monica Seles y Maria Sharapova hasta figuras actuales como Rafael Nadal o Iga Świątek, los llamados grunts se han convertido en parte del paisaje sonoro de la disciplina. Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno tan característico del deporte blanco?

Más allá de ser un rasgo de estilo, los gritos en el tenis responden a una combinación de factores físicos, psicológicos y hasta estratégicos. Lejos de ser una simple excentricidad, la ciencia ha demostrado que esta práctica puede tener un impacto directo en el rendimiento del jugador.

A lo largo de los años, ha sido objeto de debates: algunos lo consideran un recurso válido, mientras que otros lo ven como una distracción injusta para el rival. Sin embargo, la realidad es que los gritos forman parte de la evolución moderna del tenis.

Un impulso físico y mental

Los especialistas en biomecánica aseguran que gritar al golpear la pelota genera una descarga de energía similar a la que utilizan los atletas de artes marciales o levantadores de pesas. Esta exhalación explosiva ayuda a contraer los músculos del core, estabilizar el cuerpo y transferir más potencia al golpe.

En lo psicológico, el grito funciona como una válvula de escape. Bajo la presión de un partido, especialmente en torneos de alto nivel, vocalizar la fuerza permite liberar tensión, mantener la concentración y reforzar la confianza en cada movimiento.

Algunos estudios también indican que el sonido emitido puede servir como un estímulo propioceptivo: el jugador asocia el grito con un momento clave de máxima intensidad, reforzando la coordinación entre mente y cuerpo.

¿Ventaja o distracción?

El debate sobre si los gritos afectan al rival ha sido recurrente. Investigaciones publicadas en Journal of Applied Sport Psychology sostienen que un golpe acompañado de un grito puede alterar la percepción del oponente, haciéndole sentir que la pelota viene más rápido de lo que realmente ocurre.

Por esta razón, algunos consideran que los grunts son una especie de “arma psicológica”, capaz de desestabilizar al adversario. La WTA y la ATP, sin embargo, nunca los han prohibido, aunque en distintas etapas del circuito se discutió implementar regulaciones de volumen.

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