Playback y escándalo: cuando China cambió a la niña que cantaba bien por «fea» en la inauguración de Beijing 2008

La apertura de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 fue una obra de precisión coreográfica y despliegue tecnológico que dejó boquiabierto al mundo. Sin embargo, uno de los momentos más recordados también cargó con una fuerte polémica: el playback de una niña en escena, mientras la verdadera cantante quedaba relegada por no cumplir con los estándares estéticos del régimen.
El 8 de agosto de 2008, más de 90 mil personas en el Estadio Nacional de Beijing y millones de espectadores en todo el mundo fueron testigos de una ceremonia inaugural que deslumbró por su espectacularidad. Entre tambores, fuegos artificiales y sincronización milimétrica, un momento tierno captó la atención: una niña de vestido rojo entonaba el tema “Oda a la patria”, símbolo del orgullo nacional chino. Su imagen quedó inmortalizada como parte del relato oficial… pero su voz no era suya.
La voz que no se vio
Días después del evento, el director musical de la ceremonia, Chen Qigang, reveló que la niña que realmente había cantado la canción era Yang Peiyi, de 7 años. Sin embargo, no apareció frente a las cámaras. La elegida para estar en escena fue Lin Miaoke, otra niña de la misma edad, cuyo rostro —según las autoridades— representaba “la imagen perfecta” que debía proyectar China al mundo.
“Lo hicimos por el bien nacional. Considerábamos que era lo mejor para la imagen del país”, confesó Chen en una entrevista con la televisión estatal, confirmando que la decisión fue tomada por funcionarios del más alto nivel en el Comité Central del Partido Comunista.
La verdadera cantante, Yang, tenía una voz más pulida, pero también —según los organizadores— “dientes torcidos y un aspecto no acorde con lo que se quería mostrar en la transmisión mundial”. Así, fue silenciada visualmente, aunque su voz sí se escuchó. Lin, en cambio, tenía “una imagen impecable” y fue elegida para mover los labios frente al micrófono en uno de los actos más simbólicos de la ceremonia.
Un debate más allá del deporte
La revelación encendió la polémica a nivel internacional. Mientras el régimen chino intentaba justificar la decisión como un sacrificio menor dentro de un evento de Estado, la prensa occidental y sectores culturales lo vieron como una clara muestra del control estético y propagandístico ejercido por el poder.
La situación desató debates sobre la ética de las representaciones públicas, la presión estética impuesta desde temprana edad y la noción de autenticidad en eventos masivos. Incluso medios como The New York Times y BBC dedicaron columnas al tema, cuestionando cómo un evento que debía celebrar el espíritu olímpico y la inclusión terminó dejando fuera de escena a quien tenía el verdadero talento.