El día que los hinchas de Al Ahly se unieron con su máximo rival para derrocar la dictadura egipcia

Al Ahly será protagonista del partido inaugural del Mundial de Clubes 2025, enfrentando al Inter Miami de Lionel Messi en el imponente Hard Rock Stadium de Florida. Su lugar se lo ganó por ser el campeón de África en 2023 y 2024, dos títulos que le permitieron consolidar aún más su reinado en el continente: es el máximo ganador de la Liga de Campeones de la CAF con 12 trofeos, siete más que sus más cercanos perseguidores (Zamalek y Mazambe, con 5 cada uno).
Pero si bien puede hablarse largo y tendido sobre la historia futbolística del club, ya que es el segundo que más títulos internacionales tiene en el mundo con 27 (solo superado por los 33 de Real Madrid), lo que pasa en las tribunas también es digno de ser contado: es por amplio margen el más popular de Egipto y es considerado el «club del pueblo», no solo por la cantidad de hinchas, sino también por su identidad forjada en los cimientos de la Egipto precolonial.
Pero, sin dudas, uno de los hechos más trascendentales de los fanáticos de Al Ahly ocurrió durante en 2011, durante la Primavera Árabe: sus ultras más radicales hicieron un pacto de tregua con los del Zamalek, su máximo rival, y unieron fuerzas para combatir en las calles contra el régimen del presidente Hosni Mubarak, quien ejerció el cargo de manera dictatorial durante tres décadas.
En un contexto de brutal represión, los egipcios hallaron dos lugares en donde podían expresarse y hacer nacer la semilla de la revolución: las mezquitas y los estadios de fútbol. «Cada fin de semana, los ultras del fútbol egipcio encendían la rivalidad entre los clubes locales, pero, lo que era más importante aún, combatían las tácticas brutales de la policía convertida en símbolo del autoritarismo del gobierno de Mubarak«, explicó el periodista James Montague, autor del libro Cuando llega el viernes: fútbol en la zona de guerra, según citó la BBC.
Los hinchas más radicales, que siempre prestaron mucha atención en los grupos más violentos de Europa y Sudamérica, fueron moldeando sus propias estrategias contra la brutal policíaca y, sin quererlo, las batallas campales antes y después de los partidos de Al Ahly sitvieron como entrenamiento para lo que ocurriría en 2011 en las calles de El Cairo.
Batalla de los Camellos: la unión de ultras egipcios para derrocar a Mubarak
La alianza entre los hinchas de Al Ahly y Zamalek fue conocida como «Ultras Ahlawy», los cuales se pusieron al frente de las manifestaciones y resultaron claves para derrotar la violencia de las fuerzas de seguridad. El día clave fue el 2 de febrero de 2011, jornada que luego pasaría a la historia como «Batalla de los Camellos», en referencia a un combate que se produjo mucho siglos atrás en el mundo árabe.
Ese día, las fuerzas oficialistas y varios fieles al régimen embistieron a caballo y a camello a los manifestantes acampados en la simbólica plaza Tahrir de El Cairo, pero inesperadamente encontraron en la primera línea de frente a los ultras de Al Ahly y Zamalek. El triunfo de la resistencia fue un golpe de nocaut para Mubarak, quien anunció que se marcharía tras las futuras elecciones y que se establecería una nueva constitución, aunque finalmente escapó del país diez días más tarde.
Pero este accionar le costaría caro a los ultras, especialmente a los de Al Ahly, quienes fueron apuntados como uno de los focos a persuadir a partir de entonces y a pesar del regreso de las elecciones al país. En este contexto, no es casual lo que ocurrió un año más tarde.
La masacre de Port Said
Tras el partido entre Al-Masry y Al-Ahly del 1 de febrero de 2012, hinchas locales invadieron el campo y atacaron a jugadores y ultras rivales con piedras, botellas y armas blancas, provocando la muerte de 74 personas y dejando alrededor de mil heridos. La violencia estalló sin una intervención policial eficaz, lo que agravó aún más la situación y generó la sospecha de que se trató de una venganza por lo ocurrido en 2011.
Mientras Al-Ahly apoyaba abiertamente la Primavera Árabe, el Al-Masry era afín al régimen de Hosni Mubarak y había esperado hace tiempo este enfrentamiento en su estadio. Tras los hechos, el Gobierno de Morsi suspendió la liga indefinidamente y envió helicópteros militares para evacuar a los jugadores e hinchas.
Esto marcó un antes y después para los fanáticos del Al Ahly: jugaron sin público por un largo tiempo, sus ultras fueron expulsados de los estadios de fútbol y se les limitó el afore en reiteradas ocasiones. Muchos coinciden que las tribunas del club no han sido las mismas desde aquel entonces, sumado a un cambio de paradigma entre las autoridades para tener estadios más pacíficos, entre los que se encuentre la suba considerable de los precios.