Jósef Kałuża, el futbolista polaco que no escapó de los nazis y murió por amor a su tierra
Ni la invasión de la Alemania nazi logró que se vaya de su tierra natal, aunque aquella decisión fue la sentencia de su muerte. Jósef Kałuża es considerado uno de los próceres del fútbol de Polonia, no solo por lo que hizo en la Selección, sino por su compromiso con un país que sufrió como pocos el tormentoso siglo XX.
De la Segunda Guerra Mundial se sabe mucho, pero aún son miles las historias que permanecen ocultas para la mayoría de las personas y dan muestra de lo que fueron aquellos tiempos. Uno de los países que peor la pasó fue Polonia, por lo que el trágico final de Kaluza permite ilustrar lo que era vivir allí tras la irrupción del Ejército alemán.
Kaluza, prócer del fútbol polaco como futbolista y entrenador
Kałuża fue durante la década de 1920 uno de los delanteros polacos más destacados, especialmente por sus actuaciones en MKS Cracovia donde disputó 408 partidos en el club y marcó ¡465 goles! En 1921 formó parte del plantel que conquistó la primera edición del Campeonato Polaco de Primera División, mismo año en el que debutó en el combinado nacional.
Con la camiseta de la Selección marcó un total de siete goles, pero su vínculo se consolidó en su etapa como entrenador en la década siguiente. Gracias a su conducción, el equipo comenzó a pisar más fuerte a nivel internacional y logró un valorable cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, apenas tres años antes de la invasión nazi.
Con Kałuża como director técnico, Polonia tuvo su estreno mundialista en Francia 1938: en aquella edición no hubo fase de grupos, sino que la competencia arrancó desde octavos de final y los polacos se tuvieron que enfrentar a Brasil. Aquel encuentro es considerado uno de los mejores de la historia del torneo, ya que los sudamericanos ganaron 6-5 en un duelo que se extendió hasta la prórroga.
Los polacos se fueron al entretiempo 3-1 abajo, pero en el complemento reaccionaron: a los 14 lograron ponerse 3-3 y ni un nuevo gol brasileño hizo que bajaran los brazos, ya que a falta de un minuto lograron el 4-4. En el alargue Brasil consiguió marcar dos tantos rápido. Polonia descontó, pero no le alcanzó para conseguir una nueva remontada.
El 27 de agosto de 1939, el elenco polaco se impuso 4-2 al subcampeón mundial Hungría en Varsovia y dejaba en claro que se encontraba en nivel ascendente en cuanto a su rendimiento. Pero unos días después se produjo el estallido: invasión alemana y chau Selección de Polonia por unos cuantos años.
Kaluza y su trágico final
Kałuża, que además de técnico era miembro de la Federación Polaca de Fútbol (PZPN, por sus siglas en polaco), fue uno de los pocos dirigentes que se quedó en el país a pesar de lo peligroso que era. Al igual que muchos de sus compatriotas, no quería dejar en manos de los alemanes la conducción del fútbol polaco y prefirió hacer todo lo posible desde adentro.
Pero en octubre de 1944, durante la etapa final de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes le negaron una vacuna a Kałuża y lo sentenciaron a muerte, ya que la misma lo hubiera salvado de la peligrosa infección que padeció en sus últimos días. Falleció en su querida Cracovia, la misma que lo vio brillar con la pelota en los pies y la que aún lo recuerda por su legado.