La última función de la URSS: goleada, clasificación y el final que nadie esperaba
La Selección de la Unión Soviética (URSS) visitó el 13 de noviembre de 1991 a Chipre y ganó por 3-0 para asegurar su clasificación a la Eurocopa 1992. La ilusión era grande ya que el plantel estaba integrado por una base de jóvenes talentos que años más tarde terminaron en las mejores ligas del mundo: ninguno de ellos se imaginaba, al retirarse de la paradisiaca isla, que había sido el último encuentro del equipo soviético.
“Nadie lo esperaba. Aún no se daban las condiciones para hablar del colapso de un gran país como la Unión Soviética. Aún lamento lo que ocurrió”, expresó años más tarde Anatoli Byshovets, por entonces entrenador de la URSS, en diálogo con la agencia de noticias EFE. Tras ese partido, el DT puso la mira en la preparación para el certamen continental sin imaginar la desintegración, que se produjo el 26 de diciembre de aquel año.
El seleccionado de la Unión Soviética ganó su grupo en la clasificación de la Eurocopa con autoridad: cinco victorias, tres empates y cero derrotas en una zona donde también estuvo Italia, semifinalista mundial un año antes. Llegó a Chipre con la obligación de ganar para no depender del resultado de la Azzurra y cumplió gracias a los goles de Oleg Protasov, Sergey Yuran y Andrey Kanchelskis.
El plantel poco tenía que ver con el que había salido segundo en el anterior certamen europeo, disputado tres años antes, ya que había iniciado una renovación. Salvo Alekséi Mikháilichenko y Protásov, el habitual once inicial era conformado por una camada de jugadores que no superaban los 25 años: La mayoría, luego, serían fichados por grandes equipos de Europa: Ígor Shalímov terminó en el Inter de Milán; Andréi Kanchelskis en el Manchester United; Dmitri Kharin en el Chelsea; Serguéi Yuran en el Benfica y Aleksandr Mostovói en el Celta, entre otros.
Euro 1992: la participación del CEI en lugar de la URSS
El clima político y social en el país estaba caldeado, principalmente por los focos independentistas en las zonas donde luego se formarían las diferentes repúblicas. “La convivencia era muy amistosa. No había ningún problema entre las diferentes etnias. De hecho, los tres goles los marcaron ucranianos”, recordó el DT, además de remarcar que el plantel estaba lejos de ser un espejo de la realidad de la URSS, ya que se mostraba cada vez más unido.
Pero aquel equipo nunca pudo mostrar su potencial: la Unión Soviética cayó y en la Eurocopa jugó una tocada Selección de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que mostró mucho menos de lo que podía dar. Luego sí, la FIFA abrió paso a las nuevas federaciones y consideró a Rusia la heredera oficial de la URSS. “La desintegración fue un auténtico shock. Ahora me da rabia. Nosotros éramos muy buenos. Les superamos con claridad. ¡Lo que podíamos haber hecho!», precisó Yurán sobre aquel equipazo soviético.
Tras la derrota 3-0 contra Escocia en Suecia, que decretó la eliminación de la CEI de la Eurocopa, el entrenador Byshovets fue contundente con sus futbolistas cuando les habló en el vestuario: «No sé si seguiremos trabajando juntos, pero sepan que hemos desaprovechado una magnífica oportunidad de ser campeones». Son muchos los que, aún hoy en día, sostienen que si ese equipo jugaba bajo el nombre de la URSS hubiera llegado mucho más lejos en un sorprendente torneo que ganó Dinamarca.
Ya en agosto de 1992, Rusia disputó su primer encuentro y tomó la posta, aunque lejos está por el momento de las actuaciones soviéticas. En su primer capítulo se impuso 2-0 a México en Moscú y Valeri Karpin, actual entrenador del castigado seleccionado ruso, marcó el primer gol. Paralelamente, se formaron otros 14 equipos nacionales: Ucrania, Bielorrusia, Estonia, Letonia, Lituania, Georgia, Armenia, Azerbayán, Moldavia y Kazajistán en la UEFA; y Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán en la AFC.
Los números de la Selección de la URSS
El seleccionado de la Unión Soviética tuvo una vida de 68 años, en la cual fue protagonista de la mayoría de los torneos internacionales que disputó. Si bien nunca pudo ser campeón del mundo ya que su mejor actuación fue el cuarto lugar de Inglaterra 1966, se consagró campeón de Europa en la primera edición del certamen (1960) y llegó a la final en otras tres oportunidades (1964, 1972 y 1988). Además, obtuvo dos medallas doradas olímpicas (1956 y 1988) y tres de bronce (1972, 1976 y 1980).
Los soviéticos también se hicieron fuertes en las juveniles: en la Sub 21, fueron campeones europeos en tres ocasiones (1976, 1980 y 1990) y ganaron el Esperanzas de Toulon de 1979; en la Sub 20, se consagraron campeones del mundo en 1977 y fueron finalistas en 1979; en la Sub 19, arrasaron con seis campeonatos continentales (1966, 1967, 1976, 1978, 1988 y 1990); y en la Sub 17, gritaron campeones en el Mundial 1987 y en la Eurocopa 1985.