El robo de Corea del Sur a Italia en el Mundial 2002: gol de oro anulado, árbitros en la mira y FIFA Gate

El robo de Corea del Sur a Italia en el Mundial 2002: gol de oro anulado, árbitros en la mira y FIFA Gate
El ecuatoriano Byron Moreno fue el árbitro del polémico Corea del Sur-Italia del 2002 (Archivo).

La primera Copa del Mundo en el continente asiático, que marcó además la tendencia de la FIFA de llevar la competencia a todos los rincones del planeta, no estuvo exenta de sospechas de amaño. El 18 de junio del 2002 uno de los seleccionados locales, Corea del Sur, dejó afuera a Italia en los octavos de final con una polémica actuación de la terna arbitral comandada por el ecuatoriano Byran Moreno.

Con el Estadio Mundialista de Daejeon como escenario, el mayor escándalo fue el gol anulado a Tomassi en tiempo suplementario por una posición adelantada que no existió y que le hubiese dado la clasificación a los europeos porque estaba vigente el Gol de Oro. Además hubo una dudosa expulsión a Totti y una actitud permisiva del colegiado con los futbolistas surcoreanos.

Corea del Sur y una previa sin expectativas en el Mundial 2002

La Selección de Corea del Sur disputó su primer Mundial de fútbol masculino en Suiza 1954, donde perdió los dos encuentros que disputó recibiendo 16 goles y sin marcar ninguno. Luego debería esperar hasta 1986 para volver participar de dicha competencia, aunque a partir de ese momento logró consolidarse en Asia y nunca más se perdió una cita mundialista.

Pero si bien había logrado convertirse en uno de los mejores equipos de su región, llegó al 2002 sin haber conseguido victorias en una Copa del Mundo: en México 1986 empató un partido y perdió los otros dos (-3 de diferencia de gol); en Italia 1990 cayó en sus tres presentaciones (-5); en Estados Unidos 1994 igualó dos encuentros y cayó en el restante (-1); mientras que en Francia 1998 sucumbió dos veces y rescató un punto en el duelo restante (-7).

Si bien había cierta esperanza por la localía -fueron coanfitriones con Japón-, también había ciertas dudas en relación al equipo. Inclusive, a comienzos del 2002, el entrenador neerlandés Guus Hiddink fue acusado de no tomarse con seriedad y responsabilidad su trabajo al mando del seleccionado. Su imagen cambiaría por completo tras la Copa del Mundo, ya que luego sería considerado un héroe por comandar por primera vez a los surcoreanos a la semifinal.

En cuanto a los futbolistas, la duda de cómo iba a ser el desempeño en la competencia radicaba principalmente en que la mayoría jugaba en la liga local o, en su defecto, en el fútbol japonés. Solamente dos jugadores estaban en clubes europeos: el delantero Seol Ki-hyeon, quien vestía la camiseta del Anderlecht de Bélgica, y Ahn Jung-hwan, volante del Peruggia de Italia. 

La victoria 2-0 ante Polonia en el debut del Grupo D, que además significó el primer triunfo mundialista para el país, llevó tranquilidad al equipo e hizo ilusionar a los hinchas, quienes comenzaron a creer que era posible avanzar, al menos, a los octavos de final. El empate 1-1 ante Estados Unidos en la segunda fecha, tras comenzar perdiendo, fue una buena prueba de la posibilidad de recuperación que tenía aquel seleccionado.

Sorprendentemente, Corea del Sur quedó primero de su grupo venciendo en la última fecha a Portugal por 1-0. Con 7 puntos quedó por encima de los estadounidenses (4 unidades) y de los dos europeos, que se fueron decepcionados de la competencia sin victorias y habiendo cosechado dos empates cada uno. El liderato ilusionó a los surcoreanos, ya que a priori les iba a tocar un rival más accesible en octavos, pero no tuvieron suerte y quedaron emparejados con Italia, que fue segundo en su zona.

Los italianos, que dos años antes habían sido finalistas de la Eurocopa perdiendo ante Francia, no habían deslumbrado en la fase de grupos pero habían cumplido con su tarea de pasar de fase. Era un plantel “made in Serie A”, a excepción de Francesco Coco, defensor del Barcelona en aquel entonces. Era una generación con muchísimo potencial que, cuatro años más tarde, ganaría el Mundial de Alemania.

En el Mundial 2002 arrancaron con el pie derecho venciendo 2-0 a Ecuador sin demasiados problemas, ya que los goles de Chistian Vieri llegaron en la primera media hora del partido. Pero en la segunda fecha se vieron sorprendidos por Croacia, que le dio vuelta el partido por 2-1 y obligó a la Azzurra a abrochar su clasificación en la última jornada. Un 1-1 agónico ante México, que terminó primero, le permitió sacarle un punto de ventaja a los otros dos seleccionados y pasar a octavos como segundo.

El partido: las polémicas del Corea del Sur-Italia

El encuentro se disputó en el Estadio Mundialista de Daejeon, popularmente conocido como “Purple Arena”, el cual fue construido especialmente para la Copa del Mundo y es utilizado en la liga local por el Daejeon Citizen. Aquel 18 de junio las tribunas estuvieron colmadas de surcoreanos, que llegaron al recinto ilusionados con dar el batacazo y eliminar a un campeón del mundo.

Corea del Sur salió a la cancha con el siguiente once inicial: Woon Jae Lee; Jin Cheul Choi, Tae Young Kim , Myung Bo Hong, Nam Il Kim; Sang Chul Yoo, Young Pyo Lee, Jung Hwan Ahn, Ji Sung Park; y Chong Gug Song. Italia, comandada por Giovanni Trapattoni, formó con: Gianluigi Buffon; Christian Panucci, Paolo Maldini, Francesco Coco, Mark Iuliano; Cristiano Zanetti, Damiano Tommasi. Gianluca Zambrotta; Alessandro Del Piero, Francesco Totti y Christian Vieri.

El partido madrugó con un penal para los asiáticos a los 3 minutos por un agarrón de Panucci a la camiseta de Ki Hyeon Seol dentro del área. Pero Buffon, que desde el año anterior era arquero de la Juventus, le adivinó la intención a Jung Hwan Ahn y le atajó el disparo desde los doce pasos para mantener el marcador en cero. El estadio, que había explotado de felicidad por la pena máxima, quedó en silencio.

La Azzurra logró ponerse en ventaja a los 18 minutos con un cabezazo de Vieri a un metro del arco y tras un tiro de esquina desde la izquierda. El delantero europeo lo festejó llevándose su dedo índice a la boca, en un claro gesto de silencio hacia el público local. Muchos pensaron que con dicho gol, más el penal errado al inicio, la historia ya estaba sentenciada.

El gol efectivamente le dio tranquilidad al equipo comandado por Trapattoni, que se dedicó más a cerrar los espacios a Corea del Sur que a intentar liquidar la historia en ofensiva. Los jugadores italianos se quejaron en varias ocasiones al juez Moreno, quien se mostró permisivo con la agresividad que proponían los locales. Esto quedó más evidenciado en el inicio del segundo tiempo: Kim Tae-Young le propinó un codazo a Del Piero que era merecedor de expulsión, pero el juez ni siquiera cobró infracción.

“No la veo”, aseguró años más tarde el ecuatoriano en una entrevista que brindó con el programa televisivo ecuatoriano “Fútbol sin Cassette” en 2019. En la misma nota, donde le pasaron un resúmen de las jugadas polémicas, también admitió que podría haber expulsado a Du Ri Cha, quien bajó a Zambrotta sobre la línea de cal con una violenta patada en el muslo. 

Más allá de la actuación de la terna arbitral, Italia también tuvo una parte de culpa de su eliminación. Porque cuando parecía que el partido terminaba 1-0, un error de Panucci dentro de su propia área a los 43 minutos del complemento le dejó servido el remate a Seol, quien no perdonó. Fue el 1-1 y a tiempo suplementario, en el cual regía la regla del Gol de Oro: quien marcaba un tanto obtenía la victoria al instante.

Antes del final de los 90 reglamentarios, igualmente, hubo tiempo para otra jugada que despertó intensas quejas en el elenco europeo: Lee Chun-Soo, intentando patear un balón dentro del área rival, pateó la cabeza de Maldini. El juez entendió que fue sin intención, aunque los medios italianos aseguraron en sus crónicas que el surcoreano debió irse expulsado.

Ya en la prórroga, más precisamente en el primer tiempo, se produjo una de las grandes polémicas del encuentro: el centrodelantero Totti arrastraba una amarilla en el primer tiempo y el árbitro ecuatoriano le sacó la segunda por una supuesta simulación de un penal. Si bien Chong Gug Song toca primero la pelota, luego se lleva puesto al atacante italiano. “Había un telefax. Llamé a Ecuador y le pregunté a mi papá cómo vio la jugada. ‘Llegó primero al balón’, me dijo. Era la jugada que me quedó en la cabeza”, contó Moreno en 2019, cuando afirmó que había acertado en dicha jugada.

En la segunda etapa del tiempo suplementario Italia logró el ansiado gol que le daba la clasificación a los cuartos de final a través de Tomassi, pero increíblemente el tanto fue anulado por una posición adelantada inexistente. El responsable de este error fue el argentino Jorge Rattalino, por quien Byron Moreno aseguró que “no pone las manos en el fuego” en la entrevista anteriormente mencionada.  «Esta no es acción mía. ¿Cómo puedo decir desde mi ubicación si hubo o no hubo offside? Es responsabilidad neta de él, que estaba bien ubicado«, remarcó el juez.

Corea del Sur logró la histórica victoria gracias al gol de Ahn, quien logró tomarse revancha del penal malogrado al inicio del encuentro. Los futbolistas italianos se fueron masticando bronca contra el árbitro y los asistentes, especialmente por el gol anulado. Un integrante del cuerpo técnico intentó increpar a Moreno, pero fue retirado por personal de seguridad que se encontraba dentro del campo de juego. “Tuve una buena calificación, fue de 9 sobre 10. Mi inspector fue José María García-Aranda, quien dirigió después el Departamento Arbitral de FIFA”, aseguró Moreno, afirmando una y otra vez que su actuación fue sobresaliente en aquel partido.

La acusación de Corriere dello Sport en medio del FIFA Gate

“¡Manejaban el Mundial!”, tituló el periódico italiano Corriere dello Sport en su portada del 28 de mayo de 2015 haciendo referencia a una nota propia en la que afirmaron que la FIFA arregló partidos de la Copa del Mundo 2002 para favorecer a la Selección de Corea del Sur. Uno de esos encuentros, marcaron, fue el de octavos de final contra Italia.

La denuncia se dio el contexto de la explosión del FIFA Gate: el 27 de mayo de aquel año, en la víspera del 65º Congreso de la FIFA, siete dirigentes fueron apresados en el hotel “Baur au Lac” de Zúrich a pedido de la Justicia estadounidense, que también imputó en ese entonces a cinco empresarios relacionados del fútbol. La investigación que el FBI había iniciado en 2011 con el aporte del dirigente -arrepentido- Chuck Blazer tenía como eje diversos hechos de soborno, fraude y lavado de dinero ocurridos desde 1991 y vinculados con la venta de derechos de transmisión, marketing y patrocinio de las competencias organizadas por la FIFA.

Joseph Blatter, quien fue reelegido como presidente de la federación tras conocerse las detenciones, renunció dos días más tarde y terminó acusado de recibir sobornos por la Justicia de Suiza junto a Michael Platini, por entonces máximo dirigente de la UEFA. Meses más tarde fueron apresados Juan Ángel Napout, presidente de la Conmebol, y Alfredo Hawit Banegas, titular de la Concacaf. La olla se había destapado por completo.

El FIFA Gate tiene hoy en día muchísimas aristas y por eso decenas de dirigentes de diferentes nacionalidades, pero principalmente del continente americano, terminaron tras las rejas. Una de las acusaciones que más ruido hizo fue la de irregularidades en la elección de Rusia y Qatar como sedes de los Mundiales 2018 y 2022, en donde varios directivos quedaron señalados por recibir sobornos para elegir dichas sedes.

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el Mundial 2002? Corriere dello Sport entendió que todo este escándalo demostraba que la FIFA era capaz de arreglar partidos en una Copa del Mundo. “Por ahora, el FBI dice que Sudáfrica ganó la Copa del Mundo de 2010 pagando un soborno de 10 millones de dólares a Warner. Un día, quizás, también descubramos algunos sobornos para el Mundial de 2002”, asegura dicho periódico en una nota del 29 de mayo del 2015.

En la misma citan al político Raffaele Ranucci, jefe de la delegación italiana en el Mundial del 2002. “La investigación muestra que nuestras sospechas eran ciertas. Aquí hay una mezcla de economía, fútbol y política. Nos enviaron a casa. La FIFA a menudo también ha influido en la política. Y seguro, si trae un campeonato del mundo a determinados países, le interesa que el equipo local tenga un buen éxito y que siga tanto como sea posible, por la televisión, por los patrocinadores… Y recordemos también a Blatter no nos entregó el trofeo en 2006 en Berlín”, aseguró.

La noticia de que el “Mundial 2002 estuvo arreglado” recorrió los principales medios de Italia y del mundo en 2015, a pesar de que no había ninguna prueba contundente para asegurarlo. Al respecto, el medio Il Post hizo una crítica: “Estos últimos informes de Corriere, sin embargo, no incluyen ninguna información nueva y simplemente sirven para recordar a sus lectores la injusticia sufrida por Italia hace 13 años. Ciertamente, no es inverosímil que algunos partidos de la Copa del Mundo de 2002 fueran arreglados, incluso si tal evidencia nunca surgió; pero ni Corriere dello Sport ni Ranucci aportan nuevos elementos más allá de sus sospechas”.

Y agregaron: “Tal como están las cosas, las investigaciones de la FIFA no muestran que ‘nuestras sospechas fueran ciertas’, todo lo contrario, a menos que la presencia de corrupción en la propia FIFA haga automáticamente que todos los partidos que alguien sospecha estén amañados”.

¿Qué fue de Byron Moreno?

A Byron Moreno no lo suspendieron del arbitraje como René Mercet en el Mundial 1934, sino que continuó dirigiendo y volvió a tener actuaciones polémicas. En Ecuador aún recuerdan su desempeño en un triunfo 4-3 de Liga de Quito como local contra Barcelona de Guayaquil en septiembre del 2002: la visita ganaba 3-2 cuando se cumplieron los 90 minutos reglamentarios y adicionó 6 más, pero el juego se terminó extendiendo hasta el minuto 102. Lo dio vuelta el conjunto de Quito y explotó el escándalo, que le costó al árbitro 20 partidos de suspensión.

Su retiro del arbitraje se produjo al año siguiente y tras otra actuación que dejó dudas: expulsó a tres futbolistas de Deportivo Cuenca en un duelo frente a Liga de Quito. Mientras tanto, y según señalan varios medios ecuatorianos, por ese entonces los dirigentes de la Federación Italiana seguían presionando a la FIFA para que suspenda a Moreno por su historial de equivocaciones, principalmente en el Mundial 2002.

Luego de varios años de anonimato, el colegiado ecuatoriano volvería a ser noticia en septiembre del 2010: lo detuvieron en el Aeropuerto John F. Kennedy de la ciudad de Nueva York por la portación de 6,2 kilos de heroína, tasada en aquel entonces en cerca de medio millón dólares. El juez Edward Korman lo sentenció por contrabando de drogas a 30 meses de prisión efectiva, pena que cumplió en una prisión federal de los Estados Unidos. 

Cumplida la condena regresó a Guayaquil, donde comenzó a hablar con la prensa e inclusive trabajó como comentarista de partidos. “Me equivoqué y cometí errores, pero jamás lo hice de forma intencional o predeterminada”, aseguró en la ya citada entrevista al programa “Fútbol sin Cassette”. En Italia, al día de hoy, lo siguen acusando de haberse vendido y arbitrar a favor de Corea del Sur.

Lautaro Segura

Periodista deportivo graduado en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Especialista en cobertura de deportes en diversos medios de comunicación de la Argentina. Fundador de Histoporte.

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