El «Partido de la Vergüenza» en España 1982 que cambió el reglamento de los Mundiales
La FIFA decidió, a partir del Mundial 1986, que los partidos de la última fecha de un mismo grupo se disputaran a la misma hora para evitar especulaciones o posibles arreglos: esta decisión se dio tras el llamado “Partido de la Vergüenza” disputado el 25 de junio de 1982 en la Copa del Mundo de España, en el que Alemania Federal le ganó 1-0 a Austria en un encuentro donde casi no se atacaron y ambos lograron pasar de ronda.
Argelia, sorpresa de la zona en su primera participación mundialista, fue la gran perjudicada porque dicho resultado no le permitió avanzar de ronda. Los dirigentes del país africano pidieron que ambos equipos queden descalificados, pero no tuvieron suerte. “¡Qué se besen!”, les gritaron a los futbolistas los espectadores españoles presentes en el estadio Municipal El Molinón de la ciudad de El Gijón.
Argelia, la sorpresa del Mundial 1982
Cuando se realizó el sorteo del Mundial, nadie dudaba que Alemania Federal iba a conseguir uno de los dos lugares del Grupo 2 para la Segunda Fase. Los otros integrantes eran Austria, Chile y Argelia, quien hacía su estreno mundialista y del que nadie esperaba mucho: era, a priori, el rival más fácil de vencer para el resto de los seleccionados de la zona.
Pero el 16 de junio, en Gijón, los argelinos sorprendieron a los alemanes y al mundo. En su primer partido en una Copa del Mundo se impusieron 2-1 ante un candidato al título gracias a los goles de Rabah Madjer y Lakhdar Belloumi, ambos en el segundo tiempo. Al conjunto europeo no le sirvió de mucho el empate transitorio de Karl-Heinz Rummenigge, ya que a la jugada siguiente llegó el segundo festejo de los africanos.
Teniendo en cuenta que en aquel Mundial las victorias valían 2 puntos, Argelia terminó la primera fecha liderando junto a Austria, que venció 1-0 a Chile en su debut. En la segunda jornada, los austriacos se metieron media clasificación en el bolsillo venciendo a los argelinos por 2-0, mientras que Alemania Occidental no dejó dudas ante el seleccionado sudamericano y lo goleó por 4-1, en un encuentro donde intentó dejar atrás la mala imagen del debut.
El calendario señalaba que la tercera y última jornada del Grupo 2 se iba a jugar el 24 y 25 de junio: el primer día estaba programado el encuentro entre Argelia y Chile, mientras que a la jornada siguiente tenían que salir a la cancha Alemania Federal y Austria. En la previa, pocos esperaban que esta zona tenga un final tan apretado y emocionante. Los ojos del mundo estuvieron en ambos partidos.
Los argelinos, comandados desde el banco de suplentes por Mahieddine Khalef y Rachid Mekhloufi, lograron la necesaria victoria ante Chile (3-2) que les permitía soñar con un histórico pase a la Segunda Fase. Solamente necesitaban que Alemania Federal no gane con diferencia de un gol ante Austria: cualquier otro resultado en dicho partido les daba la clasificación. Los alemanes, por su parte, debían si o si ganar para pasar de ronda; mientras que los austriacos solo quedaban afuera perdiendo por una diferencia de 3 goles o más.
Mundial 1982: el partido de la vergüenza
El encuentro tuvo como escenario el estadio El Molinón, el cual alberga los partidos como local del Real Sporting Gijón, y comenzó a las 17:15 (hora local). La expectativa era grande, ya que uno de los firmes candidatos al título podía quedar eliminado en la Primera Fase de la Copa del Mundo y, además, porque un combinado considerado “débil” como Argelia tenía la posibilidad de hacer historia.
Alemania Federal, comandada técnicamente por Jupp Derwall, formó con los siguientes futbolistas en el inicio: Harald Schumacher; Hans-Peter Briegel, Karl-Heinz Foerster, Uli Stielike, Manfred Kaltz; Paul Breitner, Wolfgang Dremmler, Pierre Littbarski. Felix Magath; Horst Hrubesch y Karl-Heinz Rummenigge. Austria, dirigida por Georg Schmidt, saltó al campo de juego con: Friedl Koncilia; Bernd Krauss, Erich Obermayer, Josef Degeorgi, Bruno Pezzey, Heribert Weber; Roland Hattenberger, Herbert Prohaska, Reinhold Hintermaier; Walter Schachner y Hans Krankl. El árbitro, en tanto, fue el escocés Bob Valentine.
El partido comenzó con un dominio inicial de los alemanes occidentales, quienes a los 10 minutos ya estaban 1-0 arriba en el marcador: Hrubesh apareció solo en el área chica, tras un centro desde la izquierda, y solamente tuvo que poner el pie para vencer la resistencia del arquero austríaco. El gol tempranero le daba cierta tranquilidad a los germanos, ya que estaban consiguiendo la victoria que le permitía pasar de ronda. Austria, por su parte, también se veía favorecido perdiendo por apenas un gol.
El escándalo comenzó cuando Austria sacó del medio: los futbolistas de ambos equipos empezaron a mostrar una actitud pasiva, dejando la (clara) sensación de que solamente estaban esperando que el cronómetro avance. La mayoría de los pases eran intrascendentes y los arqueros tenían una activa participación, ya que el balón pasó en reiteradas ocasiones por sus pies. Una imagen ideal para ilustrar lo sucedido es el quinto episodio de la sexta temporada de Los Simpson (“The Cartridge Family”), en la cual se disputa una final ficticia del mundo entre Portugal y México donde los jugadores no se mueven y solo dan pases. Tranquilamente se puede pensar que los guionistas se inspiraron en lo sucedido aquella tarde de 1982 en España.
Las sospechas de que ambos seleccionados habían hecho un pacto crecieron cuando se vieron por televisión susurros amistosos entre futbolistas rivales, como por ejemplo Schumacher con Krankl. Las situaciones de gol eran nulas y apenas se daban algunas insinuaciones: el austríaco Schachner fue uno de los pocos que intentó llevar peligro, pero no encontró el apoyo de sus compañeros. A los 32 minutos se ganó la tarjeta amarilla tras una protesta al juez, aunque daba la sensación de que el enojo en realidad era por lo que estaba sucediendo.
El público rápidamente se dio cuenta de que algo extraño pasaba, más aún cuando comenzó el segundo tiempo y los pases intrascendentes continuaban. “Fuera, fuera”, fue uno de los primeros cánticos que bajaron desde las tribunas, en una clara desaprobación por el espectáculo brindado por los protagonistas. Todo comenzó a empeorar con el correr de los minutos, ya que algunos jugadores caminaban la cancha. Los presentes, atónitos, no podían creer lo que estaban viendo.
«¡Que se besen, que se besen!», gritaron los fanáticos españoles que habían pagado una entrada para ver un buen partido de fútbol y terminaron bostezando. Otro grupo de espectadores decidió corear con fuerzas el nombre de “Argelia”, el seleccionado que estaba quedando afuera con el 1-0 y el principal perjudicado del supuesto pacto entre alemanes occidentales y austríacos en Gijón.
En los últimos minutos se vio a un aficionado germánico quemando un banderín de su Selección en señal de repudio, mientras que el periodista Eberhard Stanjek se negó a relatar en el complemento por lo que estaba viendo. Su colega austríaco Robert Seeger, a quien le había tocado comentar el encuentro para la televisión de su país, le pidió a los telespectadores que apaguen sus televisores y vayan a hacer otra cosa por la “vergüenza” que generaba lo que estaba sucediendo.
El árbitro, Valentine, poco podía hacer para que los futbolistas se muevan un poco y generen alguna situación de gol. Por eso, cuando el cronómetro llegó al minuto 90, no dudó en marcar el final del partido y los silbidos inmediatamente se ganaron el protagonista. Los jugadores, satisfechos por ambos lados por haber conseguido la clasificación, debieron retirarse del estadio custodiados por la Policía. Los ánimos estaban caldeados y se temía la reacción de un grupo de argelinos presentes en el estadio, quienes con un evidente enojo arrojaron billetes al césped antes de que finalice el encuentro.
Mundial 1982: enojo y pedido de descalificación en Argelia
Los días posteriores al partido se desató un verdadero escándalo en todo el mundo: mientras en España los periódicos hablaban del «Pacto del Molinón», en Alemania Occidental fueron más duros y denominaron al encuentro como la “Vergüenza de Gijón” (“Schande von Gijón”). En Austria tampoco se ahorraron en las críticas, y remarcaron que una actitud así manchaba el honor de la federación y el país.
Pero donde más enojo hubo, obviamente, fue en Argelia. “El partido estaba arreglado”, afirmó Jalef, el entrenador, mientras que el futbolista Mustafa Dahleb aseguró: “Los perjudicados hemos sido el equipo de Argelia y el fútbol en general”. Los dirigentes de la Federación Argelina de Fútbol (Fédération Algérienne de Football, en francés) hablaron de “siniestro complot” y acudieron rápidamente a la FIFA para pedir que se anule el encuentro o que descalifiquen a ambos seleccionados.
El máximo ente del fútbol, tras analizar la denuncia de los africanos, decidió no abrir ninguna investigación argumentando que los futbolistas no habían violado ninguna regla. Más allá de nuevos intentos de que se tomen cartas en el asunto, FIFA siempre tuvo la misma postura: que la Copa del Mundo continúe con Alemania Occidental y Austria en la Segunda Fase.
Ambos seleccionados europeos, en el resto del torneo, tuvieron diferentes recorridos: mientras los austriacos quedaron descalificados a la instancia siguiente tras quedar segundos en su grupo por la derrota ante Francia por 1-0 y el empate 2-2 contra Irlanda del Norte, Alemania Occidental logró acceder a la final. En el partido decisivo se enfrentaron a Italia en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid y perdieron con contundencia por 3-1.
Mundial 1982: ¿Briegel confesó?
En enero del 2007 el partido volvió a las primeras planas por una supuesta confesión de Hans-Peter Briegel, ex defensor alemán que jugó como titular aquella tarde de Gijón. Cientos de medios de comunicación europeos replicaron una entrevista que brindó al diario emiratí Al Ittihad en donde habló de lo ocurrido el 25 de junio de 1982.
“Tomamos la decisión entre todos, ellos y nosotros, de no esforzarnos demasiado… Solo me puedo disculpar ante los argelinos, porque habían merecido clasificarse para la Segunda Fase”, habría asegurado el alemán en la nota, según las traducciones. Pero días más tarde, y ante el revuelo que habían generado sus palabras, desmintió que haya hablado de acuerdo previo.
“Me hicieron una entrevista. Hubo 40 preguntas y sólo una de ellas estuvo referida a ese partido. Con el 1-0 hubo una especie de pacto de no agresión, porque los dos equipos sabían que estaban clasificados. Era como un acuerdo tácito en un determinado momento del partido. Esto ocurre en competiciones de muchos deportes. Pero, no sé nada de un acuerdo”
El periodista que realizó la entrevista, Akram Yussef, también salió en defensa del ex lateral izquierdo e indicó que nunca habló de un arreglo entre los seleccionados. Según él, Briegel lamentó la eliminación del combinado argelino, pero subrayó que no había ningún acuerdo entre los jugadores. La bomba, igualmente, ya había explotado y el encuentro volvió a ser muy comentado en Alemania, Austria y, sobre todo, Argelia. La mayoría de los futbolistas que jugaron aquella tarde negaron cualquier tipo de arreglo e, inclusive, salieron a criticar la supuesta confesión de Briegel. “Quizá se tomó una copa de más”, aseguró Schumacher cuando le preguntaron por las palabras de su ex compañero.
Quien sí dio a entender que el 1-0 estaba pautado desde antes del pitazo inicial fue el austríaco Schachner, uno de los pocos que se mostró fastidioso durante el partido. “Yo quería jugar, pedía el balón para marcar gol, pero los demás me avergüenzan. Briegel me decía: ‘¿Por qué corres tanto? Párate’. Y desde mi banquillo me hacían señas para que parara. Solo claudiqué al final, cuando vi que era imposible, y que en realidad el 1-0 nos servía”, dijo según el periódico español As en un artículo del 2016.