La atleta que engañó a todos y ganó una maratón de Boston usando el Metro

La atleta que engañó a todos y ganó una maratón de Boston usando el Metro
Rosie Ruiz, una de las mayores estafadoras de la historia del deporte (Runner's World).

En la historia de las maratones, hay momentos de gloria y superación, pero también episodios tan insólitos que parecen sacados de una película. Uno de esos casos es el de Rosie Ruiz, la corredora que en 1980 ganó la prestigiosa Maratón de Boston… usando el Metro.

Todo comenzó el 21 de abril de ese año, cuando Rosie, relativamente desconocida en el mundo del atletismo, sorprendió a todos cruzando la meta en primer lugar con un tiempo asombroso de 2 horas, 31 minutos y 56 segundos. Este tiempo no solo la consagraba como campeona de la carrera, sino que la posicionaba entre las corredoras más rápidas de la historia. Pero había algo que no cuadraba.

Los espectadores y competidores se quedaron atónitos cuando Ruiz llegó a la meta sin mostrar signos de agotamiento. Mientras los otros atletas llegaban sudorosos y extenuados tras los 42 kilómetros, ella parecía fresca, como si apenas hubiese dado un paseo. No solo eso, los testigos notaron que durante la carrera, nadie la había visto en los puntos claves del recorrido, lo que levantó sospechas inmediatas.

Tras las primeras investigaciones, la verdad salió a la luz. Ruiz no había corrido toda la maratón. En realidad, tomó el metro de Boston y reapareció estratégicamente cerca de la meta para cruzarla como ganadora. El engaño fue descubierto gracias a testimonios de otros corredores y, sobre todo, de espectadores que afirmaron haberla visto salir del público y unirse a la carrera en los últimos kilómetros.

Rosie Ruiz ya había hecho trampa en el Maratón de Nueva York

El escándalo fue mayúsculo. La Asociación Atlética de Boston (BAA) descalificó a Rosie Ruiz y el título de campeona fue otorgado a la verdadera ganadora, Jacqueline Gareau, quien había completado la maratón de manera legítima. Aunque Rosie intentó defenderse, las pruebas eran irrefutables y su reputación quedó manchada para siempre.

Lo curioso es que esta no era la primera vez que Ruiz había hecho trampa. En la Maratón de Nueva York, celebrada meses antes, también había finalizado con un tiempo sorprendente. Luego se descubrió que había utilizado un truco similar, incorporándose al recorrido en los últimos kilómetros.

A pesar de ser desenmascarada, Rosie Ruiz sigue siendo una figura recordada, no tanto por su habilidad atlética, sino por la audacia de su engaño. Su caso se convirtió en una lección de lo que nunca debe hacerse en el deporte: buscar la gloria a través de la trampa.

Hoy, la historia de Rosie Ruiz es una anécdota contada entre corredores y aficionados al atletismo como un recordatorio de que, en el deporte, el esfuerzo y la honestidad son los verdaderos ganadores. Porque, aunque puedas engañar a algunos por un tiempo, la verdad siempre sale a la luz, y el verdadero mérito está en cruzar la meta habiendo recorrido el camino completo.

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