Riestra, el Red Bull argentino: de humilde club desalojado a venderle el alma al Diablo para llegar a la elite
Deportivo Riestra disfruta en 2024 de su primera temporada en la Primera División del fútbol argentino, logro que hace tan solo diez años parecía imposible de alcanzar. Estaba en la Primera D, la última categoría del país, y los problemas eran tantos que hasta parecía una utopía pensar en ascender a la C. Pero un llamado lo cambió todo: ¿vale todo a cambio de conseguir la gloria? La historia de clubes humildes que llegan a la elite suelen generar empatía, pero esta está teñida de negro: bienvenidos al oscuro mundo del Red Bull argentino.
El estatuto de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) es claro: están prohibidas las Sociedad Anónimas Deportivas (SAD). Ninguna empresa o magnate puede ser dueño de un club y solo se permite que participen aquellas instituciones que son manejadas por los socios. Claudio «Chiqui» Tapia, actual titular de la AFA, ha levantado la bandera en defensa de este modelo y está en plena batalla contra Javier Milei, actual Presidente del país que está decidido a avanzar en la privatización del deporte más popular.
En este contexto, Riestra gana cada vez más poder siendo una SAD encubierta y bajo el ala del Chiqui. «No trates de entenderla», se dice en las redes sociales, recordando una frase del mandatario del fútbol argentino en un spot. Hecha la ley, hecha la trampa.
Los orígenes del Deportivo Riestra: en el fondo del mar
El 22 de febrero de 1932 nació el Club Deportivo Riestra en la Ciudad de Buenos Aires, más precisamente en la intersección de las calles Riestra y Del Bañado. «Los de Riestra», eran conocidos los chicos que se reunían allí y que, entusiasmados por un fútbol que ya era profesional en el país, decidieron hacer su propio camino y crear una institución que pueda empezar a competir con los mejores. Era un barrio muy tanguero, por lo que en el poco tiempo tomaron el apodo «Los Malevos», el cual utilizan hasta hoy en día.
Tras una década de lento desarrollo, Riestra logró afiliarse a la AFA en 1946 para ser parte del torneo de la Primera C, por entonces la última categoría del fútbol argentino. Tres años más tarde, fue el primer equipo en descender a la flamante D: hasta 1953, ascendió y descendió en reiteradas ocasiones hasta establecerse nuevamente en la C por casi tres décadas hasta 1981. En el medio, más precisamente en 1971, decidió fusionarse con la Asociación de Fomento Barrio Colón para sumarle un costado social que le faltaba. Esto explica las iniciales A.F.B.C en su actual escudo.
La última dictadura cívico militar que sufrió la Argentina (1976-1983) fue un golpe al mentón para Riestra, ya que en 1981 perdió su estadio para que las autoridades construyan una autopista. El rendimiento futbolístico tampoco acompañaba: ese mismo año regresó a la D y se le hizo cada vez más difícil poder competir, inclusive en la peor categoría del país. El intendente de facto Osvaldo Cacciatore, al menos, le otorgó unos terrenos en el barrio porteño de Villa SoldatI, en el límite con el Bajo Flores. De ese lugar no se fue nunca más.
Sobre el final de la década del ’80, más precisamente en 1989, Riestra tocó fondo: salió último en la D y fue desafiliado por un año de los torneos de la AFA. ¿Cuánto más bajo se puede caer? ¿Cómo recuperarse tras alcanzar las profundidades del océano? La década del ’90 fue una luz de esperanza: regreso a las competencias, inauguración de un humilde estado para 3.000 espectadores y un ascenso a la C que mantuvo por una década. Pero en aquel Riestra, donde todo costaba el triple, la estabilidad duró poco: en el 2002 regresó a la D, a luchar otra vez por no desaparecer.
Víctor Stinfale, el abogado del Diablo
Víctor Stinfale fue uno de los abogados más mediáticos de la Argentina en la década de los ’90, mientras Riestra se recuperaba de a poco de aquella temporada desafiliado. De joven fue arquero, aunque sin demasiada suerte: estuvo un partido en el banco de suplentes de Nueva Chicago, pasó a Deportivo Morón sin pena ni gloria y finalmente logró jugar un año completo con el buzo de Colegiales. Pero el salario que ganaba era muy bajo, por lo que decidió cambiar el rumbo de su vida: se sacó los guantes y se fue a estudiar Derecho.
Pero el fútbol siempre estuvo cercano a Stinfale, quien logró acercarse al mundo de las barras bravas y ser el abogado defensor de aquellos que se metían en problemas. Tanta notoriedad tomó en ese mundo turbio que logró representar al entonces líder de La 12 (barra de Boca Juniors), José «El Abuelo» Barrita, mientras que años más tarde cruzó de vereda y se puso al lado de William Schlenker, jefe de Los Borrachos del Tablón (River). Por fuera de este ambiente, sus clientes también dejaban mucho que desear: Luis Alberto «El Gordo» Valor, líder de una banda que robaba bancos y blindados; Carlos Tellerín, implicado en el atentado terrorista a la AMIA en Buenos Aires; entre otros.
«Si Hitler me da un millón de dólares, lo defiendo» (Víctor Stinfale)
Implicarse en el caso AMIA le costó caro: fue denunciado por intento de sobornos y el Colegio de Abogados decidió retirarle la matrícula. Esto lo obligó a bajar el perfil y empezar a involucrarse en otros negocios, como la bebida energizante Speed, a la que accedió mediante su exesposa Andrea Carina Fasano. «Víctor siempre tuvo una exposición mediática y justamente por eso se lo utilizó para posicionar a Speed en el mercado, pero de ahí a que sea el propietario detrás, hay un abismo», dijo la mujer en 2016, en una entrevista con revista Noticias. Pero lo cierto es que Stinfale, junto Walter Santángelo, quedaron como las caras visibles de la compañía.
Justamente ellos dos terminarían presos en 2016 por ser parte de la organización fiesta electrónica en Buenos Aires llamada Time Warp, en la que murieron seis personas: la Justicia detectó que el evento estaba minado de dealers de éxtasis y en los baños se había cortado el agua corriente para que los presentes compren botellas en las barras. El personal médico que asistió al lugar aseguró que, de casualidad, los fallecidos no fueron más: muchas personas registraron temperaturas corporales superiores a los 40°C. Stinfale estuvo dos meses en la cárcel y logró recuperar su libertad, aunque su nombre volvió a estar en las primeras planas ligadas a un escándalo.
Pero si algo le faltaba a este particular abogado, devenido en empresario de bebidas energizantes, era llegar al círculo íntimo de Diego Armando Maradona. Se conocieron en el 2000, según relató el propio protagonista en varias entrevistas, y ofició como su asesor y abogado por un tiempo. También fue su apoderado en Brasil, pero a los 27 días Stinfale decidió renunciar al mismo: «Principalmente es mi amigo, Nunca hice uso de ningún poder”. Tras la muerte del Diez, el 25 de noviembre del 2020, fue uno de los señalados como miembro del «grupo cercano» que lo alejó a Pelusa de sus familiares más cercanos y sus viejas amistades en sus últimos años de vida.
El llamado que unió los caminos de Riestra y Stinfale
Corría el 2012 y Stinfale estaba metido de lleno en Speed, aunque siempre miraba de reojo el mundo del fútbol. «Tenemos un equipo muy bueno (llamado Irak), ganamos todo con los pibes porque implementamos un sistema de juego especial. En un momento se me ocurrió que podíamos trasladar ese sistema a un equipo de primera y lo llamé a Marcelo (Tinelli) para pedirle referencias sobre algún club”, relató el abogado en una charla con Revista Veintitrés en 2013.
Tinelli, reconocido conductor de televisión, ya estaba involucrado en San Lorenzo de Almagro y le aconsejó que se acerque en Deportivo Riestra, cuyo humilde estadio se encontraba a pocos metros del Nuevo Gasómetro. El acuerdo se dio rápido y sin contrato de por medio: Stinfale se sumó a al club «de papeles, sin nada firmado», según aseguraron en reiterados ocasiones desde la dirigencia del club. Aquel día cambió para siempre la historia de un club que parecía destinado a vivir en las sombras del fútbol argentino.
Stinfale se transformó en el dueño encubierto de Riestra a través del patrocinio de Speed: el club desestimó todos los sponsors que tenía y solo se quedó con el de la bebida energizante, algo imposible para cualquier equipo del ascenso argentino -todos necesitan tener muchos para subsistir-, y empezó a recibir sumas de dinero impensadas. Mejoraron los sueldos de los futbolistas y consiguió un expredio de entrenamiento de Boca para que el plantel profesional haga base allí. En apenas dos años logró alcanzar la Primera B Metropolitana (tercera categoría) por primera vez en su historia, algo utópico para la humilde institución.
“Riestra es distinto a todos y todo el que juega en el club primero pasa por una charla con la gente de la empresa (Speed) y de eso depende si entrás o no”, reveló de manera inocente Jonathan Herrera, máximo goleador de Riestra. La compañía de Stinfale no era un simple sponsor o un inversionista, reemplazó a la comisión directiva a la hora de decidir sobre el armado del plantel. Además, comenzó a formar lazos con la AFA y los rivales empezaron a mirarlo de reojo, especialmente porque los fallos arbitrales a favor eran cada vez más. Nada es casualidad.
Lejos de mantenerse al margen, el abogado empezó a hacer lo que quería en Riestra: compró indumentaria Adidas y el equipo empezó a usarla, a pesar de no nunca haber tenido contrato con la marca alemana; en la espalda de las camisetas hizo que pongan la leyenda «Irak», en homenaje a su equipo amateur; invitó a Diego Maradona en reiteradas ocasiones para brindara charlas motivacionales a los jugadores; y hasta en una de las tribunas hubo una bandera donde los hinchas (supuestamente) le agradecían por el crecimiento: «Gracias Victor».
El escandaloso ascenso de Riestra a la Primera Nacional en 2017
La temporada 2017 puso al Riestra de Stinfale en las puertas de la Primera Nacional, la segunda categoría del fútbol argentino. Para lograr el tan ansiado ascenso debía vencer en una serie ida y vuelta a Comunicaciones: perdió l primer encuentro como visitante por 1-0, por lo que debía ganar en su estadio al menos por un gol para forzar los penales. El partido se jugó el 30 de julio de aquel año y quedó (para mal) en la historia del fútbol argentino.
Riestra logró ponerse 2-0 en el primer tiempo, gracias a los tantos de Nahuel Benítez y Mauro Ortíz, y dicho marcador le alcanzaba para conseguir el tan ansiado ascenso. En el complemento, Comunicaciones empezó a acorralarlo contra su arco: lluvia de centros, atajadas del arquero y hasta dos disparos en el palo. Pero cuando el árbitro Paulo Vigliano añadió cinco minutos más, un hombre vestido de negro con la cabeza tapada invadió el campo de juego a frenar el juego: luego se supo que se trataba de Leandro Freyre, un futbolista de Riestra que no había sido convocado para ese partido. En pocos minutos, había decenas de personas decididas a agredir a los jugadores visitante para que no continúe el partido.
Vigliano entendió que no estaban dadas las condiciones y decretó la suspensión del encuentro, algo que motivó a todo el plantel de Riestra a comenzar a festejar el ascenso junto a los invasores. «Nos vinieron a pegar, miren la gente que entró a la cancha. Faltan cinco minutos. Esto está todo armado. Hay que investigar a Stinfale”, dijo en diálogo con TyC Sports, canal de televisión encargado de la transmisión del encuentro, el defensor visitante Agustín Cattaneo. Fue tal el escándalo que comenzaron a investigar otras cosas: se descubrió que las áreas eran más grandes de las reglamentarias, ya que así era más sencillo que cobren penales a favor.
La AFA decidió que se reanuden los cinco minutos, en el que se mantuvo el 2-0, pero sabía que tenía que imponerle alguna sanción a Riestra: hizo que inicie el torneo de la Primera Nacional con -20 puntos, aunque luego se la redujo a -10. Al año siguiente descendió otra vez a la B Metropolitana, aunque no le costaría regresar a la segunda categoría, ya que se favoreció de insólito cambio a mitad de temporada: de dos ascensos pasaron a ser cinco. Otro de los clubes beneficiados fue Barracas Central, el equipo de Chiqui Tapia. Pero, dicha historia, es para otro capítulo. Los Malevos estaban cada vez más cerca de la tan ansiada Primera División, de enfrentar por primera vez a los grandes como Boca y River.
El ascenso a la Liga Profesional se produjo a finales del 2023, en una campaña repleta de fallos arbitrales a favor de Riestra: penales a favor inventados y mucho juego fuerte que no era sancionado como correspondía. Se ganó el odio de todos los rivales, pero poco le importo a Stinfale y compañía, que tras ganarle la final del reducido a Deportivo Maipú logró alcanzar la elite del fútbol de Argentina a partir del 2024. «Ahora vamos a jugar en primera. Que la cuenten como quieran”, declaró Milton Céliz, uno de los referentes del plantel, tras la victoria.
Riestra en Primera: la necesidad de siempre llamar la atención
Riestra lleva menos de un año en la Primera División del fútbol argentino, donde ya consiguió triunfos resonantes como un 1-0 a River como local. Pero, fiel al estilo Stinfale, el club ha intentado llamar la atención en más de una ocasión por cuestiones extrafutbolísticas, como si se tratara de un influencer que necesita que hablen de él para subsistir. Lejos de querer tener un perfil bajo, el objetivo de Los Malevos siempre estar en la primera plana.
En mayo, en un partido por Copa Argentina contra Newell’s, el entrenador Cristian Fabbiani puso en cancha a Mateo Apolonio, de tan solo 14 años. No se trató de una decisión futbolística, sino una estrategia del club para tener al jugador más joven en jugar en el fútbol argentino: la movida salió mal, porque los historiadores de la redonda detectaron que Carlos Alberto Castriotta jugó su primer partido en Racing en 1975 con 13 años, 9 meses y 23 días de edad. Igual, en parte, lograron su cometido de que todos los medios de comunicación y las redes sociales hablen de ellos. El niño no estaba para jugar en la máxima categoría y no volvió a disputar otro partido.
Meses más tarde, Riestra también fue noticia porque jugó algunos segundos con 12 futbolistas en un partido contra Sarmiento de Junín: Fabbiani dijo que fue error del árbitro y que fueron ellos los que se dieron cuenta y alertaron al cuarto árbitro. “Cuando vi el cartel mi número, me imaginé que podía salir, pero bueno, se hizo el cambio rápido… Quisimos parar el partido, Facundo Tello (árbitro) no entendía nada. El cuarto árbitro me echó la culpa a mí, pero si juegan rápido, yo no tenía nada que hacer, así que salí como pude”, declaró Brian Sánchez, uno de los protagonistas.
Ya en septiembre, Riestra anotó al streamer Spreen como jugador de su plantel profesional y la idea es que juegue algunos minutos: todo parece indicar que lo hará en el partido contra Vélez. La AFA dio el visto bueno, ya que entiende que el club no infringe ninguna regla. El vínculo entre el influencer y el equipo no es casual, ya que mantiene un vínculo de patrocinio con Speed. «Quiero darle la alegría a mi viejo de debutar en Primera a los 24 años. No pagué, si alguno pregunta. Yo quiero tener mi carta en el FIFA. Estoy luchando para eso”, dijo.
Pero las «curiosidades» del club no terminan acá, ni tampoco comenzaron en 2024: desde hace años que hace entrenamientos de madrugada durante las pretemporadas; contrató al arquero tiktoker Jaime Barceló, quien se hizo famoso por conseguir atajar en Finlandia mandando un currículum; anunció al joven tuitero Valentín Torres Erwerle como su jefe de prensa y community manager; entrenó de manera clandestina durante la cuarentena obligatoria del Covid-19 cuando estaba prohibido; entre otras tantas movidas para intentar trascender de manera mediática. Como un famoso capítulo de Los Simpsons en un Especial de Noche de Brujas, Riestra parece necesitar la atención de los demás para subsistir.
Los números de Riestra: temporadas por categoría
- Temporadas en Primera División: 1 (2024).
- Temporadas en Primera Nacional: 6 (2017-18, 2019-20 – 2023).
- Temporadas en Primera B: 4 (2015 – 2016-17, 2018-19).
- Temporadas en Primera C: 43 (1946 – 1949, 1951, 1954 – 1981, 1986-87, 1994-95 – 2001-02, 2014)
- Temporadas en Primera D: 26 (1950, 1952 – 1953, 1982 – 1986, 1987-88 – 1989-90, 1991-92 – 1993-94, 2002-03 – 2013-14).
- Temporadas desafiliado: 1 (1990-91).